viernes, 28 de octubre de 2022

La dama inalcanzable

 

Leyendas de Ixcaquixtla.

LA DAMA INALCANZABLE.

 

En días como éste, últimos días de octubre, cuando se hacen los preparativos para la celebración de todos Santos en la región de Ixcaquixtla al igual que a lo largo y ancho de nuestro país, cuando uno ve que toda la gente se alista para adornar sus ofrendas tal cual lo hacían nuestros ancestros, me vienen a la mente, al igual que los fríos de la temporada que empiezan a arrastrarse por el pueblo, los polvosos recuerdos de otros tiempos. Hablo de 1950,  cuando la juventud me sonreía, cuando éramos felices en mi pueblo pequeño, un poblado marginado sin los adelantos de la ciencia en ese entonces. Recuerdo una tarde memorable, cuando el sol empezaba a ocultarse dejando crecer las sombras del anochecer. Mi amigo José Luis y yo veíamos pasar a la gente en esa tarde fría, a través de su ventana de rejas de barras de acero adornadas con herrajes de plomo. Desde ese cuarto, la guitarra descansaba después de haber sido tocada hábilmente por mi amigo y ahora nos ocupaba el principal interés de los jóvenes de entonces: mirar pasar a las muchachas por la calle tranquila y aventurarnos a dirigirles la palabra para conseguir al menos una mirada, una sonrisa o una señal como respuesta a nuestros requiebros. En eso estábamos cuando de pronto veo pasar en un abrir y cerrar de ojos a una joven mujer que avanzaba con pasos cortos y apresurados. Me impresionó su rostro hermoso, algo pálida, seria, con su mirada fija hacia el frente, de pelo largo y ondulado, grandes ojos como nunca yo las había visto, su falda larga, su rebozo blanco estampado de flores pequeñas cubriéndole los hombros. Con impulso alegre, le dije a mi amigo: ¡Mira esa hermosura! ¡No sé quién es, pero no importa, me ha cautivado! Vente, vamos a seguirla, le hablaré para saber quién es. José Luis se levantó, salimos a la calle y de inmediato caminamos con prisa hacia la esquina, en la que habíamos visto como la hermosa mujer había doblado rumbo a la orilla del pueblo. Apresurados llegamos a la esquina, pero ella ya había avanzado casi hasta la otra cuadra. Presurosos avanzábamos mientras las sombras de la noche nos iban rodeando y la luna llena se hacía más visible. Llegamos a la última casa de la calle, pero no pudimos ver nada más. Los campos secos, sin vegetación se extendían sin mostrar nada. Solo se escuchaban, a lo lejos, los ladridos de los perros encadenándose por toda la orilla del pueblo.

-Oye Pedro, ¿dónde se metió? No puede ser, ¡desapareció! Sonreímos, disimulando nuestro temor, - ¡Vámonos!, ¡otra vez será! - dijo José Luis. Y regresamos al centro del poblado iluminados por una hermosa luna llena, sin saber jamás explicarnos lo sucedido.

Jesús Salvador Jiménez Castillo, octubre 2022

miércoles, 19 de septiembre de 2018

¿QUÉ SABES DE ESTAS PIEDRAS CIRCULARES?

CAMINANDO POR LAS CALLES DE IXCAQUIXTLA
¿QUÉ SABES DE ESTAS PIEDRAS CIRCULARES?
Por, J. Salvador Jiménez C.,  19 de septiembre de 2018
En la primera mitad del siglo XX todavía era común observar en Ixcaquixtla, que gran parte de las casas construidas con piedra caliza no presentaban ningún revoco o repellado en su fachada. Posiblemente la baja economía de la mayoría de los pobladores no les permitía hacer este gasto que se consideraba un lujo. Con frecuencia se intercalaban, como una especie de adorno, algunas piedras redondas de entre 30 y 60 cm de diámetro aproximadamente. Al caminar por las calles, se apreciaban estas piedras en los gruesos muros que sabiamente se construyeron de 5 o más metros de altura, con la finalidad de aminorar los efectos de las altas temperaturas en la temporada de calor.
Recuerdo que pregunté a mis abuelos por qué esas piedras eran diferentes y me dijeron que esas piedras eran muy antiguas. Que habían sido tomadas de tumbas de nuestros antepasados. Se colocaron en las paredes como una forma de reconocer que eran valiosas y con la intención de que ahí duraran por siempre.
Pero en la actualidad solo quedan a la vista unas cuantas. La modernidad cambió la forma de las construcciones y la forma de pensar de las personas. Llegará la fecha en que el olvido no deje ya ninguno de estos pequeños vestigios históricos en la vida cotidiana de los habitantes de Ixcaquixtla. 


¿Cómo documentar que pertenecieron a tumbas prehispánicas? Mi explicación (sin ser un experto) es, si no me corrigen los lectores, que: …Según apuntes del desaparecido director fundador de la Casa de Cultura Étnica Popoloca “Xinatitiqui Kicia”, de Tehuacán, Sabino Carrillo Navarro, en el panteón prehispánico había tres lugares hacia donde viajaban los muertos: el paraíso, el cielo y el infierno y cuando el hombre prehispánico fallecía se enterraban junto a su cadáver objetos de cerámica, collares y placas recubiertas con mosaico y hasta metales. 
Entre los popolocas, se precisa que allá por los años del 900 al 1500 después de Cristo, se tuvieron tres formas de enterrar y ofrendar.

Para los reyes y grandes personajes
La primera era la de los reyes y grandes personajes, a quienes se les sepultaba en un lugar especial  llamado “Easate” que traducido al español quiere decir “ofrecer”. El Gran Señorío Popoloca de Cuthá (“Máscara”), ubicado en el actual municipio de Zapotitlán Salinas, tuvo un cerro como lugar de descanso para sus grandes hombres, en donde se les rendía veneración y respeto. Ahí, se sabe, fueron enterrados los reyes Xopantecutle: “Señor del Verano” y  Xopánatl: “Agua de Verano”.
Aún cuando no se pueden detallar sus exequias, debido a que los vestigios arqueológicos están prácticamente destruidos y muchos han sido saqueados, todavía se aprecia una cripta que, de acuerdo a datos recogidos, es digna de un rey, así como parte de los escalones localizados en el lado sur, además de que en la cima del cerro, hay pirámides de presentación y ofrecimiento, así como pequeñas canchas para las danzas mortuorias.
Para los guerreros
El segundo tipo de entierro y ofrenda era para los guerreros. Cuando estos morían en batalla o por alguna enfermedad, se les enterraba sobre “la vil tierra”. Era un acto solemne, silencioso y triste, sin bombos ni platillos, y se dejaba que el cuerpo se “descarnara” por cuatro años, cumplido este plazo, empezaban los preparativos del funeral, el curandero exhumaba el cuerpo y preparaba la osamenta y los huesos con resinas especiales de modo que duraran más tiempo.
Se “emparejaba” un espacio de cuatro metros cuadrados, se hacían a escuadra las esquinas y ahí se construían una especie de tanquecitos de 60 por 40 centímetros y 50 centímetros de profundidad. En total eran cuatro tanquecitos que se cree indicaban los cuatro puntos cardinales, aunque hay otra hipótesis que refiere que esos tanquecitos servían para poner las ofrendas de la siguiente forma: en la cabecera del lado izquierdo se ponían los utensilios personales como pectorales, brazaletes y muñequeras, todo en oro, así como sus armas de ataque y defensa, por ejemplo, la rodela o escudo, su lanza, el mazo de piedra y de navajas y su inseparable honda de cuero de venado o de ixtle tejida.
En el tanquecito derecho de la cabecera le colocaban sus utensilios de uso personal como vasos, platos, cántaros con agua y no podía faltar la sal. En el tanque de abajo del lado izquierdo le colocaban algunas planchas de oro o un piso de arena de oro, se creía que éste era el intercambio o suelto para pagar pequeñas ayudas que le dieran y no podían faltar uno o dos ídolos que eran sus guardianes o guías.
En el tanque de la derecha de abajo, se ponían sus utensilios de ornato, como mascarillas, piezas de forma de animales como el jaguar, el tigre, el águila, todo esto de jade o jadeita, así como algunas piezas de cerámica policromada.
Los tanquecitos los pintaban de diferentes tonalidades: el primero de azul; el segundo de gris para representar el viento; el tercero de verde jade que simbolizaba el agua y el cuarto de un color crema que hacía alusión a la tierra.
El muerto era colocado al centro del cuadro y representaba el sol, así, interpretaban las cinco potencias del universo, ofrendando al difunto todo aquello para su dicha y eterno descanso.
La ideología de los popolocas era más bien espiritual, ya que no hacían sacrificios humanos,  pues eran muy respetuosos con la muerte y muy humanos con sus enemigos, tan es así que los franciscanos en sus relatos refieren que los popolocas eran muy dóciles y sometidos.

Para los hombres comunes
La tercera forma  era para el hombre común y corriente, quien al morir, sin importar en qué forma, se le enterraba inmediatamente, se le envolvía en un petate muy bien “amarradito” en un lugar húmedo, dado que si no lo hacían así, tenían que mojarlo cada ocho días durante los cuatro años que duraba la descarnación, una vez cumplido este periodo, empezaban los preparativos para la exhumación del difunto.
Los encargados del entierro eran personas mayores de edad, muy respetuosas de los actos del funeral y por su ideología espiritual usaban un triángulo en partes iguales, en la punta colocaban una rueda de flores azules y en el centro de ésta rueda una flor blanca que representaba al cielo: en la esquina de abajo del lado derecho colocaban otra rueda revestida de verdolaga y al centro una flor azul que representaba el agua; en la última esquina, otra rueda revestida de flores amarillas que simbolizaban la tierra y al centro del triángulo colocaban al muerto poniéndole de cabecera una piedra redonda y en los pies otra.
A los lados del difunto se ponía utensilios según su posición económica y era costumbre que el hombre al morir, si había sido casado, le pusieran como parte de la ofrenda a su esposa o viuda, a quien enterraban viva.
Ojalá, por este medio, otras personas dieran más luces sobre el origen de tan singulares piedras.
Fuentes:
Información citada por  Graciela Moncada, en

Síntesis digital, 2 noviembre, 2017
https://www.sintesis.mx/puebla/2017/11/02/fastuosos-los-entierros-y-ofrendas-nahuas-y-popolocas/


 

miércoles, 3 de agosto de 2016

Un relato de tesoros enterrados y fantasmas en Ixcaquixtla

¿ESTÁN VIGENTES ESTOS HECHOS EN NUESTRA REGIÓN?





UN RELATO DE TESOROS ENTERRADOS Y FANTASMAS EN IXCAQUIXTLA

El anciano que hablaba y terminaba de dictar su conferencia lucía cansado. Solo unas cuantas personas habíamos permanecido hasta el final de la misma en el curato de la parroquia de San Juan Bautista esa tarde de mediados de julio del año 2007. El tema que había tratado fue “La historia de los ferrocarriles que comunicaron a Ixcaquixtla”, el cual me complació, trasladándome en mi imaginación a un remoto episodio de mi pueblo natal.
El anciano caminó con dificultad hacia la salida del curato, pero mi cuñado Felipe, que había sido su alumno en el Benemérito Instituto Normal del Estado muchos años atrás, se identificó ante él y se ofreció a acompañarlo hasta su domicilio. Apoyándose un poco él en nosotros dos, caminamos hasta una casa de la calle 2 norte.

-Mi casa está frente al “Botín de oro”_ nos dijo, mientras avanzábamos por calles poco iluminadas.
En poco tiempo llegamos frente a una casa antigua de paredes de piedra sin revocar  que tenía un zaguán metálico negro. Nos invitó a pasar y platicar un poco, cosa que aceptamos. Mientras cruzábamos el amplio patio alumbrándonos con un pequeño encendedor, notamos que su vivienda era extremadamente rústica y no contaba con luz eléctrica,  
En el interior de un modesto cuarto de piedra caliza que en el fondo tenía una puerta que comunicaba con otro, nos sentamos en torno a una mesa grande de madera a la luz de una vela.
Su plática amena sobre los hechos del pasado de la región nos cautivó mientras  la noche avanzaba y oscurecía más el ambiente.

Me satisfacía estar sentado frente al doctor José María Mendoza Márquez, brillante catedrático, político y además historiador de Ixcaquixtla, que por diversas circunstancias había nacido en la ciudad de Puebla. La plática se extendió más de una hora y fue tocando diversos temas.

-“Mi madre nació aquí en el pueblo- dijo- y mi abuelo fue administrador de la hacienda del Barragán unos años antes de la revolución”.  -¿Y qué fue del hacendado?-preguntó Felipe.
- En esos tiempos los revolucionarios de diferentes bandos robaban los bienes de las haciendas y exigían fuertes sumas de dinero para su causa. Los hacendados huyeron hacia las ciudades.
-Cuando la situación ya estaba muy peligrosa, el patrón de mi abuelo se decidió a abandonar el pueblo para irse a vivir a Tehuacán. Antes enterró gran parte de su dinero en cinco lugares. El primero fue cerca del casco de la hacienda, pero un trabajador veracruzano de oficio carretonero se dio cuenta del lugar del entierro y poco después fue a sacarlo. 
El segundo entierro lo encontró el doctor Miguel Ángel Cobos Marín en el piso de su antiguo consultorio, al hacer una reparación del mismo. 
El tercer entierro estaba en la casa del señor José Vera padre;  su empleada, María Miranda lo encontró bajo el fogón de la estufa de leña que tenían en la cocina. 
El cuarto entierro estuvo en la casa de la señora Evodia Velasco, y probablemente lo sacaron cuando derribaron dicha casa  para construir el nuevo palacio municipal. 
Del quinto tesoro que permanece enterrado no voy a hablarles a ustedes. Discúlpenme pero es una promesa de mi abuelo y de mi padre de no decir nada ni ir a desenterrar cualquier tesoro.  
–Puede confiar en nosotros, seremos discretos- 
No, que va, mi abuelo fue un hombre derecho y les dijo a su hijo y nietos: “No les voy a decir nunca donde escarbar. ¿Por qué quieren ir a desenterrar algo que ustedes no enterraron? Sepan ustedes que ese dinero está maldito, porque fue amasado con la sangre de los ixcatecos. Mediante una paga miserable los hacendados dominaron a toda la población durante siglos. Mientras ellos se enriquecían, el pueblo se moría de hambre. Díganme ustedes ¿qué obra hicieron para el bien de la gente del pueblo?. Ni una maldita calle empedraron,  ningún centro de salud, el mercado era a la intemperie;  jamás pensaron en dotar de agua potable, educación y otros servicios a la población. Ningún edificio público digno de una plaza de renombre como lo fue Ixcaquixtla, hicieron jamás. Todo fue saqueo, explotación, maltratos y enviar su dinero a invertir en otros lados. Por eso, el que quiera dinero que trabaje”
           En ese momento se oyeron pasos en el patio. Luego se asomó a la entrada del cuarto y saludó  un hombre como de unos cincuenta años, de sombrero, bigote, con aspecto campesino.
–Buenas noches-  
-Pasa al otro cuarto y espérame- dijo el doctor y así se hizo.
-Maestro, ¿por qué ha usted mencionado varias veces a la Logia Masónica y a los espíritus? – preguntó Felipe.
- Porque mi padre se afilió a esa Logia en Puebla-
-¿Y usted cree en los espíritus?
- Si. Y desgraciadamente ese es un problema que ahorita me preocupa. Sepan ustedes que mi padre me llevó un día, siendo yo un niño, a una de sus sesiones espiritistas. Yo esperaba en una habitación separada, pero la presencia de algo extraño que yo sentí, me afectó tanto que a partir de esa noche he recibido la manifestación de diversos espíritus que me han perturbado en diferentes etapas de mi vida- 
Y durante un buen rato nos contó diversas experiencias que le habían pasado a lo largo de su vida difíciles de creer, pero sin llegar a pensar que nos estaba mintiendo. Pero lo que me dejó helado fue cuando dijo con emoción creciente:

-Vengo poco a Ixcaquixtla, siempre solo como en esta ocasión. Pero créanme que cuando anochece y cruzo el patio de esta casa, un bulto negro me aprisiona por la espalda y yo sufro y batallo para que me suelte. Le grito, lo interrogo pero nunca me ha hablado. Por fin logro que me suelte. Me meto a mi cuarto y me siento más seguro, pero frecuentemente hace ruido afuera como queriendo abrir la puerta y no me deja dormir. Solamente cuando estoy acompañado por alguien este espíritu no se manifiesta. Es por eso que tengo que contratar a un conocido de Clavijero, que es el señor que acaban ustedes de ver, para que me acompañe. Él se queda en el cuarto de al lado y yo en este. Solo así estoy más tranquilo.-
 -Que cosa tan tremenda-, dijo Felipe. Pensé que era hora de irnos y con señas se lo dije.
Nos despedimos y mientras cruzábamos con cautela y en silencio el oscuro patio, abundantes ideas lúgubres llenaban mi mente. Fue la última vez que vi a este personaje  que vivió una intensa, larga y a veces atormentada vida. En esta fecha ya no está entre los vivos.


J. Salvador Jiménez. Julio de 2016.  (normalsalva @ yahoo.com.mx)

martes, 16 de febrero de 2016

Nacidos en Ixcaquixtla, reconocidos en lejanas tierras como personajes sobresalientes

Es el caso de Simón Martínez,  personaje del que en la actualidad no se tiene conocimiento ni mayores datos en Ixcaquixtla, pero que según las fuentes fidedignas que se describen líneas abajo, fue presidente municipal de la hoy Ciudad Mendoza Veracruz, en el año de 1918.
Fue en el año de 1898 cuando la sede del ayuntamiento de Necoxtla, Veracruz fue cambiada a Santa Rosa, que en 1910 recibió el rango de Villa. Y en 1921 el municipio recibió oficialmente el nombre de Santa Rosa Necoxtla; en 1930 la cabecera y el municipio fueron renombradas "Villa Camerino Z. Mendoza" en honor al jefe revolucionario maderista muerto por las tropas de Victoriano Huerta en 1913 durante la revolución mexicana. Finalmente el 4 de julio de 1933 la villa recibió el título de ciudad, siendo oficialmente desde ese momento Ciudad Mendoza. (Wikipedia)
En la búsqueda de notas históricas sobre Ixcaquixtla, encontré la siguiente página:

Noticentro N Orizaba, en cuya sección “Retratos de historia regional. Municipio de Santa Rosa, Veracruz” ,  resalta una referencia a Ixcaquixtla, con la información histórica sobre el origen de esa población ligada con la fábrica textil, el sindicalismo, la lucha revolucionaria y la sangre obrera derramada en abundancia en esos años.

Tendidos en el suelo, algunos de los obreros fusilados en el interior de la fábrica Santa Rosa en marzo de 1913. El número de víctimas ascendió a veintiséis, y entre estas estuvieron militantes maderistas y precursores de las nacientes agrupaciones obreras.


A partir de 1917 la presidencia municipal de Santa Rosa paso a manos de los trabajadores de la fábrica. El primer presidente fue Maurilio Luna, de Quecholac, Puebla; en 1918 Simón Martínez, de San Juan Ixcaquixtla, Puebla; en 1920 Samuel Vargas, de Valle de Bravo, Estado de México; en 1922 Acisclo Pérez, de Hércules, Querétaro; en 1924 Luis Navarro, de Orizaba; en 1926 Eduardo Gonzales, de Aguascalientes; en 1928 Eduardo Walles, de Puebla, y en 1930 Abraham Sarabia, de Chilac, Puebla: todo inmigrantes y ningún nativo. A pesar de ello, estos transterrados consideraron como su nueva tierra a este pequeño pueblo nacido alrededor de una gran fábrica. En la imagen, los miembros del Ayuntamiento de 1926-1927: Francisco T. Olivares, Guillermo Vázquez, Eduardo González, Juan Porras y Guillermo Quiñones.


Es en la página de internet del “Centro de Estudios mexicanos y centroamericanos” donde aparece la siguiente información.

La construcción de la fábrica. Y La «invención» de Santa Rosa  (2)

    Estas notas sobre el levantamiento de la factoría textil de Santa Rosa, se basan esencialmente en la preciosa información contenida en Actas de Deliberación del Consejo de Administración de la Compañía Industrial Veracruzana.
   El nacimiento del pueblo de Santa Rosa fue una invención francesa, como veremos enseguida. En efecto, desde la primavera de 1998 los empresarios franceses se plantearon la necesidad de crear un pueblo para su fábrica y pusieron manos a la obra. Con la complicidad de la primera autoridad de Necoxtla, el alcalde Nicolás Ortega, el gerente de la fábrica buscó el traslado de la cabecera, que se encontraba en la montaña, hacia el valle. No lo consiguieron pues hubo oposición legítima por parte de los indígenas que veían escapárseles la cabecera de su municipio para pasar a manos de los nuevos arribados al valle.
Resuelve la empresa pedir al Gobierno del Estado de Veracruz, por el digno conducto del Sr. Lic. Méndez, la creación de un nuevo municipio en las cercanías o en los terrenos de Santa Rosa, pagando al efecto todos los gastos que se originaren y construyendo los edificios que fueren necesarios.
  Es decir, por no querer tener la cabecera municipal allá arriba en la montaña, a hora y media a caballo, pues era pura subida, ni tampoco desear estar bajo el mando, de sus paisanos barcelonnettes, que eran dueños de «Río Blanco», los franceses propietarios de la «Santa Rosa» urdieron crear su propio pueblo de compañía -su company-town -, y lo lograron con el apoyo decidido del gobernador Teodoro A. Dehesa. Para el 6 de octubre la legislatura del estado elevó a la categoría de cabecera municipal la llamada mesa de Santa Rosa. El 30 de noviembre se mudaron los muebles, los archivos y se instalaron en una nueva residencia provisional, el primero de diciembre de 1898, mientras se construía el palacio municipal. Esto no tardaría en suceder, pues la compañía estaba absolutamente interesada en este descenso de los poderes de la montaña al valle.
 La construcción del ayuntamiento fue costeada al año siguiente por la compañía y para que quedara constancia posterior, en el arco de la puerta de acceso central se grabó el nombre de la Compañía Industrial Veracruzana, S.A., junto con el del «Ayuntamiento 1900-1901». También para la iglesia, la empresa cedió el terreno y donó materiales para su instalación provisional mientras se iniciaba su construcción.
(2)Fuente: http://books.openedition.org/cemca/834?lang=es  AUTOR : Bernardo García Díaz, mexicano, historiador, realizó estudios de maestría en la Universidad Veracruzana, una especialidad en historia y geografía, en la Universidad de Turín, y doctorado en historia en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP.

Como comentario final, otra liga entre Ixcaquixtla y Ciudad Mendoza, es que aproximadamente una docena de jóvenes provenientes de esa ciudad veracruzana han venido a estudiar la carrera docente en las aulas de la Escuela Normal de Ixcaquixtla, desde la fundación de ésta en el año de 1978


lunes, 20 de julio de 2015


¿Por qué la casa de la cultura de Tehuacán se asume como Etnica Popoloca?
¿Conoces las costumbres de los entierros de los antiguos popolocas?

Casa de Cultura Popoloca "Xinatitiqui Kicia" (Tehuacán)
Clases de entierros
"Por lo que toca a los popolocas (cuyo grupo social está comprendido territorialmente entre lo que hoy es al norte –del Estado de Puebla- Quecholac; al sur, Santiago Coatepec; al oriente, Santa Catarina Otzolotepec y al poniente, San Juan Ixcaquixtla, siendo en total 36 pueblos (antes clanes) de habla popoloca, término que en náhuatl significa “hombre de otra nación y lenguaje” y que hoy se sabe fue una de las grandes culturas mesoamericanas a la que se atribuye la domesticación del maíz, el aguacate, el algodón, el jitomate, el chile, el amaranto, el frijol y el tejido de cintura), se precisa que allá por los años 900 al 1500 d. C. se tuvieron tres formas de enterrar y ofrendar."              Fragmento de un artículo de la página de esta casa de Cultura. 

Para leer más, los invito a seguir la siguiente liga:

http://www.popoloca.org/index.php?option=com_content&view=article&id=100:ofrendas-y-entierros-prehispanicos-&catid=2:eventos-y-noticias&Itemid=6 

La imagen de abajo a la derecha pertenece a  detocho.blogspot.com  ,La tumba en el cerro de Cuthá
Resultado de imagen para entierros popolocas

lunes, 20 de abril de 2015

Ixcaquixtla dentro de "La historia del tren en México"




Este fragmento de la publicación "México desconocido", en Internet da noticia de los principios del ferrocarril en la república mexicana a finales del siglo XIX.  Por fortuna, Ixcaquixtla, nuestro municipio, hace acto de presencia en el mapa ferrocarrilero y vive sus etapas de despegue, esplendor y ocaso referidas a este medio de transporte del que, en nuestra región, solo unos cuantos guardan memoria y gratos recuerdos.
..."En 1863 estaban en operación 41 kilómetros de vía que iban de Veracruz con rumbo al centro del país. Al año siguiente Antonio Escandón cedió su privilegio y se constituyó en Londres la Compañía Limitada del Ferrocarril Imperial Mexicano. Tras la caída de Maximiliano, el gobierno de Juárez, ante la prioridad del proyecto ferroviario, hizo caso omiso de la colaboración de Escandón con los invasores. Los trabajos de tendido de vía continuaron y el 16 de septiembre de 1869 un tren que transportaba al presidente Juárez y a una numerosa comitiva realizó el viaje inaugural entre México y Puebla.

Hasta ese entonces se habían construido 205 kilómetros. En los tres años siguientes la instalación de la vía se aceleró de manera tal que se concluyeron los 228 kilómetros restantes.

La ruta anhelada durante tantos años fue inaugurada el 1 de enero de 1873 por el entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada.

En los años siguientes el Ferrocarril Mexicano continuó con el tendido de vías para unir regiones aledañas al paso de la troncal principal. Además de los ramales Ometusco-Pachuca y Apizaco-Puebla, la compañía instaló, entre finales del siglo XIX y el inicio del XX, los siguientes: Muñoz-Chignahuapan,
San Marcos*-Ixcaquixtla, Santa Ana-Tlaxcala y Córdoba-Coscomatepec.

El Ferrocarril Mexicano continuó prestando servicio como empresa privada hasta 1946, cuando fue adquirida por el Estado. En los años sesentas con su infraestructura y equipo se constituyó la División Mexicana de los Ferrocarriles Naciones de México." 


*Nota: San Marcos actualmente es conocido como Rafael Lara Grajales, Pue. Ver la historia de este pueblo ferrocarrilero y el testimonio de su comunicación con Ixcaquixtla en:  http://www.grajales.com.mx/paginas/historia_.htm 

S. Ant. Ixcaquixtla, actualmente es conocido como San Antonio del Progreso, Tepexi, Pue.
Rosendo Márquez, actualmente es conocido como Cuapiaxtla, Pue.
Este ramal llegó a Santa Inés Ahuatempan, Pue.
Leer la información completa en:

domingo, 12 de octubre de 2014

LA REVISTA "ARQUEOLOGÍA MEXICANA" NUEVAMENTE HACE MENCIÓN DE IXCAQUIXTLA


-¿Por qué dice usted que su pueblo tuvo relevancia en el pasado? Yo como poblano jamás lo había oído mencionar.- Fue el comentario de mi compañero de trabajo cuando le hablaba del pasado de la región de Ixcaquixtla. Ciertamente que desde su fundación en la época prehispánica, Ixcaquixtla ha sido un pueblo y no una ciudad que pudiera competir con las grandes civilizaciones de meso-américa o el mundo. Sin embargo, muchos nativos de este pueblo nos apasionamos con saber un poco de nuestro pasado, sin perder el piso, con la conciencia de que el saber de dónde venimos, nos ayudará a saber quiénes somos y qué podemos esperar en el futuro, tomando en cuenta los contextos interno y externo.  El interés y valor por indagar el pasado de la patria chica lo explica mejor don Luis González y González ( Microhistoria y ciencias sociales.  González y González, Luis. El Colegio de Michoacán. 1972)
 “De las instancias que utiliza el mexicano en su presentación (nombre propio, apellido, familia, la matria o el terruño donde nació, la región que lo engloba, la entidad federativa o la patria) aquí hemos esbozado la del terruño, que podría llamarse matria pero que ordinariamente se denomina patria chica, parroquia, municipio y tierra. El terruño es dueño de un espacio corto y un tiempo largo. El común en la República Mexicana empieza en el siglo XVI con la política de congregaciones indias y la fundación de comunidades españolas. Se trata de pocos kilómetros de superficie, muchos años y poca gente. Las personas que ocupan sucesivamente un terruño se conocen entre sí. La lucha de clases suele ser mínima y la de familias, máxima. Las relaciones con el territorio propio tienden a ser amorosas, con las comunidades vecinas, de lucha, y con la ciudad próxima, de ocios y negocios. Diez, doce o quince de estas mini comunidades confluyen generalmente en una ciudad mercado, cabeza de una región. En lo cultural, cada terruño maneja un haz de prejuicios que rigen desde la mesa hasta el altar, pasando por un código de honor, una cosmovisión, un andadito y una manera de hacer arte.” 
    Por lo tanto es motivo de orgullo que el nombre del pueblo figure históricamente y en la actualidad en mapas estatales y algunos nacionales de diversa índole. Por ejemplo, la revista ARQUEOLOGÍA MEXICANA, en su edición de septiembre del 2014. (edición especial No. 58)  con el tema de portada TUMBAS DE LA ANTIGUEDAD. "Mesoamérica y el mundo", publica un mapa de esas tumbas principales en Mesoamérica y aparece Ixcaquixtla. En el interior del artículo, presentan una fotografía y descripción del muro norte de la tumba prehispánica de San Juan Ixcaquixtla, que ya es un referente para los arqueólogos mexicanos.
Cuando los interesados o curiosos indaguen por Internet datos sobre la historia de nuestro municipio jamás se encontrarán con la leyenda: "no se tiene información" o "nada pasó en ese periodo"


      
                 

martes, 26 de agosto de 2014

Una leyenda de Ixcaquixtla

LEYENDA DEL COYOTE MIKE  O MIKI

        Cuentan los más ancianos de Ixcaquixtla, que hace muchos años, en noches oscuras se oían espantosos aullidos en las calles del pueblo, principalmente en las casas más alejadas del centro. El ladrido de los perros se dejaba oir rompiendo la tranquilidad de los barrios Era el coyote miki que anunciaba una desgracia para quien oía su aullido frente a su hogar.  Los habitantes del pueblo sabían que cuando se escuchaba lejano, es que estaba cerca y cuando se escuchaba cercano, es que se estaba alejando. Por esta razón la gente no salía a la calle a buscarlo y decían que una vez que acababa de aullar frente a alguna casa corría hacia los teteles o se escapaba por la calle de la troje y tomaba por el camino hacia Pixtiopan. También los vecinos de la sección tercera afirmaban que algunas veces pasaba por sus calles. En general, podía manifestarse en los paredones, y en las orillas de todo el pueblo. Al poco tiempo de su aparición  alguna persona moría, o sufría un accidente grave o algún desastre natural lo afectaba. Otros decían que llegaba por el alma de alguien que debía una culpa. Y por lo tanto la gente le tenía mucho miedo a su aparición.
        El sobrenombre del coyote proviene de la palabra náhuatl “mikistli” que significa muerte. (ver diccionario   https://aulex.org/es-nah/)   Pero en la región de San Juan Ixcaquixtla se fue modificando el vocablo y quedó en coyote miki o también  conocido como Coyote Mike. Debemos recordar que poco antes de la llegada de los españoles, la región popoloca del señorío de Tepexi, incluído Ixcaquixtla, fue conquistada por los aztecas en 1503*, quienes avanzaron hasta el actual estado de Oaxaca y más allá y por lo tanto se impuso temporalmente el náhuatl como lengua dominante para el control político de nuestra región.
 Redactado por: J. Salvador Jiménez (Profe Salva). Agosto de 2014.               
(normalsalva @ yahoo.com.mx)        Existe otra opinión en cuanto al significado del nombre en náhuatl, de Fran Aguila ,  "Para.mi COYOTEMIQUI Significa coyote soñador. Viene del nahuatl coyotl=coyote; temiqui=soñar. Yo pertenezco a la región de la Sierra Negra, originario de Zoquitlán Puebla. Me dedico a traducir textos de todo tipo y de gente experta de historias comunes de nosotros los étnicos. Estudié en la normal de este hermoso lugar Ixcaquixtla. Recuerdos imborrables. Saludos. Yo hablo MEXICATL =NAHUATL." ver https://www.facebook.com/sanjuanixcaquixtla/posts/1987755847941691 
En pueblos cercanos, se le conoce como "coyote penado"


miércoles, 23 de julio de 2014

Personajes que dejaron huella en Ixcaquixtla

Fotografía tomada de IxkaRadio
Ángel Malpica
Según el Dr. José María Mendoza Márquez, este personaje, Ángel Malpica, quien aparece en las fotos con sombrero y abrigo, fue administrador de la estación de ferrocarril en este municipio. También fue un empresario que instaló la primera planta generadora de electricidad con motor de gasolina en Ixcaquixtla. Vendía este servicio a varios vecinos de Ixcaquixtla que podían pagarlo. Cuando se marchó del pueblo, vendió la planta a una persona que posteriormente ofreció funciones de cine los días domingo en un local frente a la Plazuela, sobre la actual calle A. Nava Castillo. La primera fotografía está fechada el 6 de diciembre de 1935. Fue tomada frente a una tienda de abarrotes en el lado poniente del mercado municipal. Junto a lo que fue la clínica del Dr. Miguel Angel Cobos, cerca de la bajada del mercado hacia la plazuela.